Los representantes de los partidos
políticos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución
Democrática; coincidieron en que la clave para que el Sistema Nacional
Anticorrupción funcione es que las leyes secundarias sean acordes a las
demandas de la ciudadanía, tanto de prevención como de seguimiento a los actos
de corrupción.
La corrupción es un problema de
gran magnitud en la actualidad del país mexicano, y que conforme va pasando el
tiempo, lejos de disminuir, va en aumento constante y potencial en cada uno de
los rincones de la República.
Sin embargo, la respuesta para
erradicarla no se encuentra en un Sistema Nacional Anticorrupción ni mucho
menos en leyes secundarias, la respuesta viene desde los más altos mandos de la
política de este país.
Parece una grosería para los
ciudadanos que año tras año se prometa terminar con ese problema, cuando desde
la promesa hay muchas cosas detrás que se mueven bajo las aguas de la misma.
Los puestos políticos al final no
terminan siendo una decisión del pueblo, sino se convierte en una decisión
tomada con base en los intereses de los que se encuentran en el poder. Desde
ahí la corrupción se escribe en letras mayúsculas.
Y aún así, con total descaro el PAN
se atreve a decir que van en búsqueda de recuperar la confianza de la
ciudadanía, la cual es probable que nunca regrese. Mientras que el PRI se jacta
de ser el partido más transparente, a pesar de todos los escándalos en los que
se han visto inmiscuidos.
¿Cómo pretenden erradicar algo que
traen por historia? Cada uno de los partidos políticos se ven constantemente
envueltos en actos de corrupción que quedan impunes, y las leyes no se aplican
para ellos como se hace con los ciudadanos. El caos más grande sobre éste
problema está ahí, está en la desigualdad entre el poder y el pueblo, en el
descaro y la mentira.
Pero desgraciadamente todos ellos
no tienen la culpa total de que esto siga pasando, la culpa es compartida de
igual manera con la ciudadanía, la cual a pesar de saber lo que pasa se deja
llevar y guarda silencio, la que prefiere guardar silencio por comodidad en
lugar de buscar justicia.
Y mientras la indiferencia siga
teniendo como prisionero al pueblo, la situación nunca cambiará, mientras estos
sigan aceptando ellos seguirán perjudicándolos, y cuando quieran exigir sus
derechos no serán escuchados.
Así pues, con leyes o sin leyes la
situación continuará en un bache cada vez más profundo que parece no tener
salida y no se verá el cambio hasta que cada uno de los gobernados empiece a
crearlo, porque no basta con decir “deberían hacer esto” o “merecemos aquello”.
Para que realmente las cosas
mejoren y la corrupción dejé de ser un problema que aqueja a México, la clave
está en la acción, en alzar la voz y no callarse, en exigir soluciones, pero
sobretodo en valorarse y tener visión sobre el potencial de éste país, y solo
así dejaremos de estar en total oscuridad.
Escrito por: Daniela Villanueva

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