Diputado Federal más joven.
A
los 22 años, la vida de un joven puede ser ordinaria: ir a la escuela, salir
con los amigos y en algunos casos trabajar. Esa era la situación en la que
vivía Guillermo Rafael Santiago Rodríguez, un estudiante de Ciencias de la Comunicación
de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH),
quien se ha convertido en diputado plurinominal por parte del partido
político Morena.
Se
podría hablar de ello como un éxito, como una manera de fomentar o de renovar
la política, como el impulso de los jóvenes o el momento de las nuevas generaciones,
como el cambio que éste país necesita, pero… ¿a quién engañaríamos con eso?
México
es un país que ha elegido muy mal a sus gobernantes, un país en el que los que
toman las decisiones son personas que no tienen el más mínimo conocimiento de
lo que pasa a su alrededor y que no saben cómo actuar ante ciertas situaciones.
Al
poder llegan los inexpertos, los que no han vivido momentos cruciales, los que
no saben decidir, los que solo tienen intereses personales pero no
comunitarios, aquellos que solo buscan recibir y que no dan nada a cambio.
Y ahora, un niño como
diputado. No es que esté mal que los jóvenes tengan oportunidades, el problema
radica en las responsabilidades para las que no están aptos. ¿Cómo un joven de
22 años que apenas comienza a ver el mundo puede saber que es lo mejor para una
nación?
Muchas veces los
jóvenes creen en una capacidad inexistente de hacer el cambio, muchas veces el
arrebato es más poderoso que la razón, muchas veces cometen errores en nombre
de sus ideales que llevan a daños irreversibles.
Poner como diputado a
alguien que no tiene bases, que ni siquiera conoce el medio en el que se maneja
y que no tiene idea de la responsabilidad que hay en su cargo, es un riesgo muy
grande que el país ha decidido tomar.
Pero lo más triste de
esto es que la culpa no es de los que están ahí, la culpa viene desde la
sociedad que se conforma con lo que le dan y que no exige lo que en verdad se
merece y necesita.
El cambio no está en
la edad, el cambio está en la convicción, en las ganas y el deseo de hacer
crecer al país, el cambio está en las acciones y no en las palabras, el cambio
está en cada uno y hasta el momento en el que se decida poner un alto a la
manera en la que nos gobiernan, hasta ese momento México empezará a ser el país
con el que tanto hemos soñado.
Escrito por: Daniela Villanueva.
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